domingo, 3 de noviembre de 2013

Boudica




Tácito en sus Anales y en La vida de Julio Agrícola  y  Dion Casio en Historia romana nos hablan de esta reina britana que se reveló contra el Imperio bajo el gobierno del Emperador Nerón.

Los historiadores romanos la describen como una mujer inteligente, alta, de cabello pelirrojo hasta la cadera y con áspera voz.

Era la esposa de Prasutagus, gobernante de los Ícenos, una de las tribus que habitaban Britannia, al este en el actual Norfolk . El rey de estos, había llegado a un acuerdo con el Imperio con el fin de velar por el bienestar de su pueblo, pues sabía que de enfrentarse a los romanos perdería y su pueblo perdería las libertades que el Imperio le ofrecía.

Cuando murió, dejó en herencia la mitad del territorio al Imperio romano y la otra mitad a sus dos hijas. Es entonces cuando se rompe la paz entre  Ícenos y romanos pues el procurador Cato Dieciano ignora el testamento del rey y ordena a las tropas que se apropien de todos los bienes de la tribu.

Para más agravio, ordenan azotar a su reina y violan a las hijas de Boudica. Tras este ultraje, crece en la reina y en su pueblo el odio hacia los romanos y Boudica decide establecer alianza con sus vecinos los Trinovantes y prepararse para enfrentarse al Imperio.

Deciden atacar primero Camulodunum ( actual Colchester). Para atacar aprovechan que el gobernador Cayo Suetonio Paulino ha emprendido una campaña contra la isla de Moneta (actual Anglesey), al norte de Gales.

A finales de la primavera del año 60 de nuestra era, Boudica y sus aliados atacan la desprotegida colonia romana. Pidieron refuerzo los escasos soldados veteranos que habían quedado para defender la ciudad, pero Cato solo envió doscientos soldados, las dos legiones de Suetonio y la novena legión romana, no lograron llegar a tiempo.

Los habitantes corrían a refugiarse al templo en honor a Claudio, no podían detener a los furiosos britanos, estos arrasaban por donde pasaban, quemaban edificios, se ensañaban con los cuerpos y acabaron con facilidad con los doscientos hombres enviados por Cato. Como no podían entrar al templo para matar a los que en él se habían refugiado, lo prendieron desde fuera.

Después de reducir a cenizas la ciudad, tendieron una emboscada a la legión novena en el bosque, mientras estos se dirigían a la ciudad para socorrerles. Acabaron con ellos y emprendieron el camino hacia su siguiente objetivo: Londinum.

Después de esto Cato de Ciano, el responsable de la ruina de Comolodunum y de la revuelta,  huyó a la Galia.

Suetonio y su ejército se dirigen a la ciudad de Londinum para protegerla pero cuando llega y descubre que Cato se ha marchado a la Galia, comprende que el problema era mayor del que él esperaba. El ejército de los britanos era superior en número del que él creía. Estaban en gran inferioridad numérica, aproximadamente por cada romano, había cinco britanos, y no podía enfrentarse a ellos. Para colmo, los refuerzos que había pedido, no llegaba. Entonces decide dejar a su suerte a la ciudad, los habitantes que podían huir huyeron, los demás cayeron a manos de Boudica y sus aliados.

Emprende la huida hacia el norte para reunirse con los refuerzos y en busca de un terreno que le sea propicio para entablar batalla con el vasto ejército britano.

Boudica y los suyos se habían entretenido en su viaje hacia Londinum saqueando y devastando pequeñas colonias romanas que encontraban por el camino. Cuando llegan a la ciudad destruyen todo lo que ven y asesinan con brutalidad a la gente que no pudo huir. Por último incendian por completo la ciudad.

Prosiguen su camino hacia a siguiente ciudad romana: Verulamium ( junto al actual St. Albans) y destruyen la ciudad desprovista de defensas.

Finalmente, los romanos llegan a un terreno propicio para entablar batalla. Estaban rodeados de árboles por los flancos y la retaguardia. Acamparon en él y al amanecer entablaron combate con sus adversarios.

Formaron en filas de siete y primero lanzaron contra sus enemigos una lluvia de lanzas que acabaron con las primeras lineas britanas. Esto sumió en la confusión a los guerreros de Boudica y les hizo retroceder. Después, los romanos  avanzaron lentamente en una línea con forma de sierra dentada. Los adversarios volvieron a cargar y muchos quedaron encajonados entre los "dientes" y morían a manos romanas. Tras cuatro o cinco minutos de combate, los soldados romanos de la primera fila retrocedían a la última para evitar que lucharan fatigados. Se ensañaron de tal manera con sus adversarios que no hubo mas revueltas en los cuatro siglos posteriores e incluso "Nerón" calificó de muy duro el castigo que aplicaron a los rebeldes.

Boudica, para evitar que la atraparan los romanos, se suicidó con veneno, según cuenta Tácito


2 comentarios:

Isaac Franco dijo...

Un gusto. Muy interesante :D

mitoslogos dijo...

Me alegra que te haya parecido interesante, Isaac!