El pasado viernes un excursionista halló los cadáveres de dos niños mientras paseaba por la montaña. Se trataba de los dos hijos desaparecidos de la heredera al trono de Yolcos. Días antes de la desaparición de los niños se supo que su ex-marido y padre de los niños se iba a casar con su nueva pareja.
Inmediatamente después de la aparición de los cadáveres Medea fue detenida y acusada del asesinato de los pequeños porque hallaron indicios de que podía haber cometido tal crimen.
-Medea, ¿ dónde estaba usted la tarde en que desaparecieron sus hijos?
- Paseaba por el centro comercial, iba en busca de un regalo para mi hijo que cumplía años la semana que viene.
-Tiene algún tiquet de compra que pueda probar que usted estuvo allí.
-Verá agente, no encontré nada para mi hijo y me fui sin comprar nada.
- ¿En qué centro comercial estuvo, señora Medea?
- Estuve en el centro comercial Vellocino de Oro.
- ¿A qué hora fue y cuánto tiempo permaneció en el centro comercial?
- Estuve entre las seis y las ocho, aprovechando que los niños estaban pasando el fin de semana con su padre para asistir a su boda.
-Esto es todo por hoy, ahora procederemos a corroborar su cuartada.
Los investigadores pidieron enseguida las grabaciones de todas las cámaras de seguridad de aquél día. Cuando las consiguen empiezan a analizarlas meticulosamente. Vieron primero las de acceso al garaje, en toda la tarde no entró un coche que llevara la matricula 345532DBN correspondiente al coche de Medea.
Pasaron a las cámaras de las tiendas del primer piso, pero tampoco vieron nada, siguieron las del segundo, tercer y cuarto piso y por último las del aparcamiento pero no vieron a la mujer. Repasaron los vídeos, por si se les hubiera escapado alguna imagen, pero nada: la mujer mentía.
Llamaron a declarar al padre de los niños. Este declaró que los niños habían pasado el Sábado con él y habían llevado unos zapatos que habían provocado quemaduras en los pies de su futura esposa, por eso no pudieron celebrar la boda al día siguiente y Medea había pasado a recogerlos esa misma tarde porque tenían que ir a un cumpleaños.
Los agentes hablaron también con la madre del niño que celebraba el cumpleaños y esta les confirmó que no habían ido a la fiesta.
Volvieron a interrogar a Medea.
- Sabemos que usted no estuvo el domingo en el centro comercial y que sobre esa hora pasó a recoger a sus hijos de casa de su padre para llevarlos a un cumpleaños al que nunca llegaron a ir sus hijos.
- ¡Eso es mentira!
- En las cámaras de seguridad no figura ninguna imagen de usted. ¿ A dónde fue esa tarde con los niños?
- No pienso hablar más sin la presencia de mi abogado.
Cuando llegaron los resultados de la autopsia que se realizó a los cadáveres de los niños se supo que habían muerto a causa de un veneno "casero". Por todos era sabido que Medea era diestra en el arte de las pócimas y enseguida se procedió al registro de su casa. Allí pudieron encontrar los ingredientes que habían acabado con la vida de los pequeños. Además de eso, se encontró en el lugar donde aparecieron los niños un pelo de Medea. Con todas estas pruebas en su contra y sin ninguna cuartada, la madre se derrumbó y confesó su crimen.
- Cuando Jasón me dejó, jamás pensé que sería definitivo. Yo traicioné a mi familia por él e incluso fui cómplice del asesinato de mi propio hermano. Creía que estábamos hechos uno para el otro, eramos felices y nuestra dicha se vio aumentada con el nacimiento de nuestros dos hijos. Sin embargo, ese cerdo traidor decidió abandonarme para ir con otra mujer, pensé que era un capricho pasajero y se le pasaría. Cuando supe que se iba a casar, envié unos zapatos envenenados como regalo para su futura esposa y así impedí ese matrimonio, pero me di cuenta que eso no iba a solucionar nada, así que decidí darle en su punto más débil: sus hijos.
Me los llevé de su casa y los llevé a cenar a una hamburguesería, mientras esperaba que le sirvieran su pedido los niños jugaban en la zona de ocio infantil. Aproveché entonces para añadir el veneno a sus bebidas. Sabía que este actuaba de manera lenta y no provocaba dolor en los niños. Una vez ya en el coche, conduje hacia el monte para abandonar sus cuerpos.
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