jueves, 19 de diciembre de 2013

Mercurio, víctima de las nuevas tecnologías




Habían pasado ya años desde que los ordenadores e internet habían llegado al Olimpo y a la tierra. Los dioses primero eran reacios a usar las nuevas tecnologías, preferían que, su mensajero Mercurio, se encargara de hacer llegar sus cartas a quién hiciera falta. Atenea fue la primera en dejar las anticuadas cartas y pasarse a los emails, a los tweets y a los mensajes privados. Le siguió Zeus y el resto de Olímpicos y en poco tiempo todos quedaron atrapados en las redes virtuales. Se podían ver cosas como: "@Hera Zeus te la está pegando de nuevo."

Mercurio pasó a ser como los reyes magos, solo trabajaba una vez al año entregando algún que otro Christmas navideño. Llevaba mucho tiempo ya en paro y alguna que otra entrevista de trabajo infructífera cuando le llegó la fortuna. Se puso a leer el periódico y un anuncio llamó su atención: " se buscan repartidores para pizzeria interesados mandar C.V. a PizzeriaAgamenón@Calidusmail.ol.

Enseguida preparó su curriculum:

Nombre: Mercurio ( Hermes para los griegos) Zeusida
Lugar de Nacimiento: Monte Cilene ( Arcadia)
Dirección: Monte Olimpo


Formación:

Grado superior en comercio y marketing.
Técnico en explotaciones ganaderas
Licenciatura en administración y reparto de cartas.
Máster en comercio internacional

Experiencia laboral:

Heraldo de los dioses en MensajeríaDivina S.A. 
Inventor
Guía de los muertos.

Idiomas

Griego
Latin
Inglés

Datos de interés:

Dispongo de un sombrero alado
Conocimientos de informática a nivel usuario


Cuando lo tuvo listo, lo envió. Enseguida le llamaron y sin necesidad de entrevista, Mercurio comenzó su periodo de pruebas como repartidor de pizzas.

Enfundado en su uniforme rojo, emprendió el vuelo para entregar cuatro familiares, tres medianas y dos pequeñas. En un santiamén llegó al número 33 de la Calle Molinos donde tenía que entregar dos familiares. Tocó al 5A y una ruda voz le contestó. Le abrió y le pagó las pizzas y por su rapidez le dio dos euros de propina. Rápidamente se dirigió al número 7 de la Calle Velázquez. Allí le abrió un hombre gordo y con coleta, era el típico adicto a Internet y http://goo.gl/M65JWw, pagó a Mercurio,cogió su pizza mediana de sabor barbacoa que también le serviría de desayuno al día siguiente y le cerró la puerta en las narices sin despedirse. El siguiente destino era el número 13 del Pasaje Particular de Ponferrada. Allí le abrió un joven con los pelos de punta y un piercing sobre el labio superior, se escuchaba música pop-flamenca, se veían algunas botellas de alcohol y había mucho humo, parecía una fiesta adolescente. Cogió sus dos pizzas familiares de jamón y queso, pagó al repartidor y se despidió con un "adiós tronko".

Por último tenía que entregar las últimas en el número 8 de la calle Aragón. Allí le abrió una señora, dos niños correteaban por el salón y se oía el televisor. "¿Cuánto es? le preguntó la señora y Mercurio le contestó: "veintidós con ochenta". "Pepe, son veintidós con ochenta" le dijo la mujer a su marido y este enseguida trajo el dinero para pagar a Mercurio.




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